«Son casi las ocho de la mañana, es hora de partir. Las cerca 4.000 ovejas de raza merina que conforman la ganadería de Joaquín Ortíz inician la trasterminancia de este año. Por delante tres etapas divididas en un mismo fin de semana: dos el sábado y una el domingo. Este año un nutrido grupo de curiosos acompañarán al rebaño y a los pastores de la que es considerada como una de las mejores ganaderías de esta raza a nivel mundial. Camino Limia tiene mucho que ver en ello. Junto a Ortiz, ambos trabajan en la mejora genética de sus animales, presentes en más del 70% de las ganaderías de raza merina. «Llevamos tres décadas haciendo este recorrido», recuerda Limia.

Tras unas breves instrucciones, la comitiva parte junto a las ovejas desde la finca de los Delgados en dirección al cordel de Sevilla. Mientras tanto, familias enteras se afanan en seguir el paso de las ovejas al tiempo que disfrutan de la naturaleza y aprovechan para inmortalizar el momento. Este año la colaboración entre esta empresa agroganadera metelinense y el Ayuntamiento de Don Benito ha permitido que todas las personas que lo deseasen pudieran acompañar a los animales durante todo el recorrido o parte de él. Incluso se ha facilitado un autobús para poder acercar a las personas participantes a los puntos de salida.»

Durante la primera parte del recorrido, de una dificultad media, Joaquín Ortiz y Camino Limia explican por qué se lleva a cabo la trasterminancia. «Llevarlas de un término a otro nos permite un mejor aprovechamiento de los recursos para los animales», aseguran. Eso sí, «trasterminancia y trashumancia no son lo mismo», recuerdan. Mientras que la trasterminancia consiste en realizar movimientos de ganado dentro de un mismo término o de menos de 100 kilómetros, la trashumancia consiste en realizar movimientos mucho más amplios y largos, de más de 100 kilómetros. En cualquier caso, la importancia de ambas es evidente. «Es una actividad en desuso que hay que conservar», remarcan.»

Tras las dos primeras horas de recorrido es momento de hacer un alto en el camino. Un buen caldero de migas espera ya a los caminantes, a los que se suman otros nuevos. Un aporte de energía extra bien merecido. Y es que el objetivo de esta actividad en colaboración con al consistorio dombenitense no es otro que el de «acercar la ganadería merina a la gente joven, que vean que no es un oficio del pasado, sino que se adapta a la vida moderna y en el que empleamos nuevas tecnologías». Y tanto que sí. Durante el recorrido, un dron sobrevuela el rebaño mientras vigila y graba los movimientos de los animales. «Debemos estar a la última», asevera Limia.

Algunos ejemplares de la ganadería llevan incorporados un collar GPS que les permite calcular la distancia recorrida, pero cuya misión fundamental la cumplirán una vez lleguen a término los animales. «Estos dispositivos nos permiten un mejor manejo de nuestro rebaño. Nos dice si hay alguna oveja descarriada, nos alerta de posibles ataques de alimañas, etc», explica.

Hasta sudamérica

Y por si fuera poco, han habilitado una página web para poder seguir en directo la trasterminancia, que cuenta con muchos adeptos en países sudamericanos como Brasil, Argentina o Uruguay, según Camino Limia.

«¡Viva la oveja merina!», se escuchaba entre el grupo de personas que acompañaba al rebaño a su paso por la mina del Lobo, en el término municipal de La Haba. Los más pequeños, entusiasmados por una actividad desconocida para muchos de ellos, contagiaban a los más mayores a lo largo de un camino con tramos abruptos, que hicieron dar lo mejor de sí a los acompañantes de un rebaño incesante en su ritmo. Todo ello hasta llegar al final de una ruta que concluyó con la degustación de una deliciosa caldereta de cordero merino de la ganadería de Joaquín Ortiz. Hoy domingo finalizan con la tercera etapa.